Clases de historia (económica)
A menudo leo si no sería necesario que en los colegios se impartiera una asignatura de economía, ya que nos guste o no, la economía es algo que va a regir nuestras vidas adultas. Ciertamente es una propuesta que podría parecer útil, viendo cómo se plantea, pero no es menos cierto que muchas veces esas mismas personas que plantean esa opción son las mismas que apuestan por una reducción de las asignaturas de humanidades de los currículos escolares.
La economía, sin el marco histórico, no es nada. Por ese motivo, lo que hay que replantear, no es tanto la posibilidad de impartir clases de economía, como que esta forme parte real de la asignatura de historia. Más que un amalgama de fechas que tarde o temprano los alumnos terminarán olvidando, la economía es algo tan importante en la historia que debería ser una parte fundamental a la hora de impartir la asignatura, al menos gracias a eso conseguí yo en su momento comprender el porqué de muchas guerras, movimientos y hechos históricos que acontecieron, porque los ideales son importantes, pero la economía ha movido el mundo, siempre.
Por este motivo me gusta estar al día de la actualidad económica, es una forma de conocer la actualidad de nuestro tiempo, e incluso si conoces la historia, se puede jugar a tratar de ver similitudes con comportamientos anteriores y prever qué puede suceder. Mucha gente puede pensar que leer noticias sobre negocios o aquellas que tratan la actualidad de mercados puede ser una pérdida de tiempo para quienes no somos grandes empresarios ni tenemos, en principio, intereses en las altas esferas de las élites financieras y de los negocios. Sin embargo pienso que es un error. Estas noticias terminan afectándonos a todos, y tratar de comprenderlas es comprender el mundo en que nos ha tocado vivir.
Tan sólo porque no seamos el CEO de una gran multinacional, no tenemos porqué conformarnos con leer la crónica social y noticias sobre consumo. No podemos, ni debemos quedar relegados al papel de simples consumidores, pero tan sólo estando informados podremos formar parte activa de un mundo que, cada vez más, cambia rápidamente. No es bueno resignarse y pensar que no podemos hacer nada con el pedacito de historia que nos ha tocado vivir. Teniendo la información adecuada, y tras analizarla, podemos actuar de forma conveniente a nuestra ética, aplicando lo que hemos aprendido: sólo de este modo se cambian las cosas.
Ni con quejas a través de redes sociales, si soltando improperios en la sobremesa o en la barra del bar. Tan sólo siendo responsables de nuestros hábitos de consumo, con un estilo de vida saludable, enfocado hacia aquello que creemos y queremos conseguir, podemos ir cambiando día a día nuestro entorno. Cada acto de consumo es un acto político, y es mucho más efectivo que votar cada 4 años. Con esto se crea la historia, aunque la fecha no va a quedar reflejada, nunca, en ningún libro.
Por supuesto esto no es algo fácil, y exige implicación y compromiso por nuestra parte. La ventaja es que las últimas novedades tecnológicas posibilitan contactar con personas que pienses igual que nosotros y también nos ayudan a acceder a la información necesaria para poder tomar las decisiones correctas. Hasta hace poco eran las noticias de televisión las que guiaban nuestras vidas, y eso no siempre es lo mejor, está demostrado.
Las noticias de actualidad se han visto en muchas ocasiones diluidas por escándalos que tapaban aquello verdaderamente importante, distrayendo la atención de lo que en realidad podría estar creando cambios estructurales que influyeran en la vida de las personas. Por ese motivo es hora de reconocer que nadie nos va a dar el trabajo hecho. Las noticias están ahí, y la infoxicación (intoxicación con sobredosis de noticias) también. Es interesante ver los reportajes de actualidad, pero sin una perspectiva histórica que explique el contexto y el origen de lo sucedido, difícilmente podremos comprender todo lo que nos explican. Así que no permitamos que nos roben la historia, ya que es la base sobre la cual podremos construir el presente y el futuro que queremos con las herramientas que tenemos, y que a día de hoy, son muchas. Usemoslas.